Envejecer no es morir. Porque a diario mueren todos, los jóvenes, los niños, los adultos, los bebés y los que no pudieron ver la luz del día.
Envejecer no es morir. Es tan sólo poder ver la vida un poco más. Es poder contar mejores historias, más profundas, más descabelladas, mas antiguas e inverosímiles.
Envejecer no es morir. Porque para morir solo se necesita estar vivo, pero el que puede llegar a viejo y contar la historia, es un héroe de mil batallas. Es un guerrero que ha visto a muchos quedar en el camino. Es un faro aún visible que puede iluminar a otros con la luz de la experiencia.
Si las lágrimas de los viejos pudieran hablar...te dirían cosas profundas, te compartirián sentimientos tan reales, tan sentidos.Sus lágrimas reflejan la frustración, el abandono, el olvido, pero también la risa y la sonrisa del deber cumplido.
Envejecer no es morir. Es vivir distinto, que es diferente. El joven anhela el bullicio, el viejo el silencio. El joven no quiere escuchar, el viejo puede escuchar con atención y paciencia, hasta los disparates, sin burlarse de tí.
El viejo tiene mucho para decir, pero pocos quieren escucharle. El joven es escuchado, aunque a veces no halla que decir.
Si escucharas más a los viejos, serías mas sabio. Pero a veces prefieres escuchar a aquel que con una cara joven y bella, profiere huecas tonteriás.
Envejecer no es morir. Es ver la vida con mas calma, sin tanta apariencia vacía. Es disfutar a conciencia los pequeños detalles. Agradecer lo mas simple, como la salud o los amigos.
Envejecer no es morir, porque ya muchos se murieron y no pudieron siquiera experimentar la dulzura de alzar un nieto en sus brazos.
Los viejos fueron testigos de momentos únicos que solo podemos conocer a través de sus miradas, de sus palabras, de sus relatos.
Muere el que se tiene que morir, pero el viejo, está muy vivo, aunque la muerte lo inquiete.
El muerto es muerto, y el viejo es viejo, pero el viejo, mientras viva, valdrá la pena escucharlo y disfrutar su compañia.
Envejecer no es morir, es vivir un poco más largo.
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miércoles, 28 de octubre de 2015
Desierto
Sobreviviente... testigo distante. Alguien que pareciera ver su propia vida, desde afuera, como alguien que ya no está presente.
¿Donde esta mi corazón? ¿Donde están mis sueños? ¿Se los llevó el frío de la derrota? ¿Los robó el olvido o la indiferencia?
¿Vivo... por vivir?... ¿Y el amor? Perdiste la esencia en medio de la prisa. Corriendo en linea recta hacia un objetivo difuso, confuso, disuelto en un horizonte de un desierto que encandila la mirada.
El desierto, cruel e ineludible. Obstáculo natural de mi existencia. Te atraviesa y lo atraviesas. Tan real, sublime y asfixiante, Limpio el sudor de mi frente. La arena no se inmuta, ajena a mi pesar se extiende y me envuelve con su abrazo fugaz.
Arena... compañera fiel de las tristezas de los navegantes y caminantes errabundos. Dime una pista, dame un ligero esbozo del próximo destino, preguntale al viento si oyó mencionar mi nombre a las aves que migran por la vida.
Noche... ¿Ocultaste hoy la luna a propósito? No quieres que vea las estrellas que guiñan sus grandes ojos, como queriendome decir algo, un secreto con señales de humo. No quisiste que la luna me hiciese compañia. Tal vez pensaste que necesitaba estar solo, pero ya el día seco fue suficiente.
El desierto alberga mi tienda y trato de abrigarme un poco. Al fondo escucho un grupo de gente que se aleja...transeúntes, algunos niños que ríen, un perro que los sigue. Se alejan...hoy extrañé a la luna.
Arena.. arrancas mis lágrimas, pero no te guardo rencor. Agradezco al sol que secó las esperanzas viejas, pues los retoños han logrado florecer.
Es madrugada y un ligero rocío toca a mi tienda, despertándome. Parto de aquel lugar. Camino otro poco, paso a paso, anhelo el agua otra vez. Miro al cielo y una nube presagia que más allá de la oscura noche, existe una fuente que saciará mi sed.
Camino otro poco más...
¿Donde esta mi corazón? ¿Donde están mis sueños? ¿Se los llevó el frío de la derrota? ¿Los robó el olvido o la indiferencia?
¿Vivo... por vivir?... ¿Y el amor? Perdiste la esencia en medio de la prisa. Corriendo en linea recta hacia un objetivo difuso, confuso, disuelto en un horizonte de un desierto que encandila la mirada.
El desierto, cruel e ineludible. Obstáculo natural de mi existencia. Te atraviesa y lo atraviesas. Tan real, sublime y asfixiante, Limpio el sudor de mi frente. La arena no se inmuta, ajena a mi pesar se extiende y me envuelve con su abrazo fugaz.
Arena... compañera fiel de las tristezas de los navegantes y caminantes errabundos. Dime una pista, dame un ligero esbozo del próximo destino, preguntale al viento si oyó mencionar mi nombre a las aves que migran por la vida.
Noche... ¿Ocultaste hoy la luna a propósito? No quieres que vea las estrellas que guiñan sus grandes ojos, como queriendome decir algo, un secreto con señales de humo. No quisiste que la luna me hiciese compañia. Tal vez pensaste que necesitaba estar solo, pero ya el día seco fue suficiente.
El desierto alberga mi tienda y trato de abrigarme un poco. Al fondo escucho un grupo de gente que se aleja...transeúntes, algunos niños que ríen, un perro que los sigue. Se alejan...hoy extrañé a la luna.
Arena.. arrancas mis lágrimas, pero no te guardo rencor. Agradezco al sol que secó las esperanzas viejas, pues los retoños han logrado florecer.
Es madrugada y un ligero rocío toca a mi tienda, despertándome. Parto de aquel lugar. Camino otro poco, paso a paso, anhelo el agua otra vez. Miro al cielo y una nube presagia que más allá de la oscura noche, existe una fuente que saciará mi sed.
Camino otro poco más...
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