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lunes, 18 de abril de 2016

El tiempo pasa...

El tiempo pasa y todo cambia, nada permanece igual. A veces quisieramos retener vivencias, personas, circunstancias, pero somos tan solo testigos silenciosos del transcurso de los días. Anochece y amanece de nuevo. Nuestro calendario suma días sin pedirte permiso. Somos como aves migratorias buscando un norte, un sentido, una corriente de aire, una señal en el cielo que nos muestre el rumbo. Somos poetas pescadores, esperando atrapar un pensamiento, que nos inspire. Somos pintores, que tomamos el pincel para plasmar en el lienzo de la vida, colores y formas, diferentes, que nos hagan soñar con la esperanza, que nos permitan visualizar un mundo nuevo.
Somos artesanos, alfareros, queriendo moldear el barro de nuestra existencia, efímera, con asperezas en el alma, las huellas del dolor , fieles cicatrices de nuestro paso por esta tierra.
Lágrimas y risas, placer y dolor, amargura y consuelo, ingredientes que nos recuerdan que aún seguimos con vida. No se trata de tener, se trata de ser, de sabernos vivos.
Miro el espejo, mi cuerpo cambia, mi rostro no es el mismo, pero mi mente sigue presente, aprendiendo, soñando.
Somos águilas, que elevan su cuerpo en el firmamento, que ven el futuro con mayor agudeza.
Somos hombres, sentimos, amamos, nos cansamos. }
El tiempo pasa, sin preguntarnos si puede seguir su marcha. No necesita pedirnos permiso. Nosotros somos solo caminantes, que tuvieron el privilegio de conocer este universo, ver las estrellas, sentir el frío, saborear un rico postre.
El tiempo se burla, irreverente, de la codicia, del jactancioso, del que se ufana en sus bienes materiales, del que se cree suficiente por sus conocimientos. El tiempo se mofa, a carcajadas, del que se amarga por lo que no puede cambiar, de aquel que en necedad, cree tener el control de las cosas.
Solo somos humildes testigos, polvo en el viento, rocío de la mañana, somos cenizas y somos fuego.
¿Late mi corazón? ¿Siento? ¿Veo? ¿Huelo? ¿Tengo sed? Estoy vivo. Entonces tengo más oportunidades que todos los muertos.
No lo percibo, no estoy conciente, de este privilegio. ¿Merecido? Tal vez no. Pero otro día más, el de arriba me ha concedido vivir. Otro día mas, no quiero que pase en vano.